Aplicar la regla de las tres erres es una forma muy sencilla de proteger el medio ambiente. Basta con reducir el consumo de algunos productos, reutilizar los que compres y separar desperdicios para facilitar su reciclaje.
Los residuos son un problema dentro y fuera de nuestras casas. Solucionarlo no está en nuestras manos, pero sí podemos adoptar unas medidas sencillas que ayuden a reducir su volumen. Se trata de aplicar la cosigna de las tres erres: Reducir, Reutilizar y Reciclar.
- Reducir:
Evitar el consumo de determinados artículos es la mejor forma de reducir residuos. Por regla general, a la hora de escoger un producto, elige aquel que tenga menos embalaje. Es aconsejable comprar a granel y prescindir de alimentos presentados en bandejitas de corcho blanco y envueltos en plástico transparente: se tiran a los pocos minutos de comprarlos y su destrucción resulta altamente contaminante.
- Reutilizar:
Intenta sacar el máximo partido a algunos productos: utiliza el papel de escritorio por las dos caras, reutiliza las bolsas de plástico, cajas y embalajes de cartón; muchas veces los límites del reciclaje están en tu propia imaginación. Con un poco de ingenio, puedes dar una nueva utilidad a materiales no orgánicos que normalmente tiras a la basura, como botellas, cajas o latas.
- Reciclar:
Prácticamente el 90% de la basura doméstica es reciclable; por eso es importante separarla -las firmas de muebles de cocina te ofrecen módulos especiales de reciclado que apenas ocupan espacio- y depositarla en los contenedores adecuados.
Papel.
Evita el consumo innecesario de papel y cartón, reutilízalos para otros usos y, sólo cuando ya no sirvan para nada, llévalos a un contenedor para reciclar. Decide en qué lugar de la casa vas a guardar el papel que acumules cada día. Puedes colocarlo en una caja de cartón o utilizar una bolsa de papel, de modo que puedas tirarla directamente al contenedor. Ten en cuenta que no todo puede ser reciclado: los plastificados, adhesivos, encerados, papeles de fax, pañuelos o pañales no son aptos para su posterior reciclaje.
Vidrio.
El vidrio no se descompone, pero es un material muy fácil de reciclar -salvo algunas excepciones, como las ventanas, bombillas o el pyrex-. De todos modos, siempre que sea posible, elige envases retornables.
Plásticos.
El 14% del peso de la bolsa de basura son plásticos y, en su mayoría, provienen de envases de un solo uso y de todo tipo de envoltorios y embalajes (botellas, bolsas, bandejas y cajas protectoras de corcho blanco, etc.). En este caso, lo más importante es evitar su consumo excesivo y reutilizarlos siempre que sea posible.
Tetrabriks.
Estos envases, fabricados con capas finas de celulosa, aluminio y plástico, conservan bien los alimentos, pesan muy poco y su forma facilita el almacenamiento. Sin embargo, están realizados con materiales de alto impacto para el medio ambiente y su reciclaje resulta muy costoso, debido a la dificultad de separar el plástico del aluminio. Por eso siempre es preferible comprar productos en envases de vidrio o de plástico.
Latas.
Evítalas siempre que puedas, ya que su proceso de fabricación resulta muy costoso, contaminante y supone un importante impacto ecológico. Las de aluminio pueden reciclarse fácilmente, así como otros productos alumínicos, como el papel, los platos o las bandejas de comida congelada.
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